¿Tengo vocación?

¿QUIÉNES SOMOS
 LOS HIJOS DE LA SAGRADA FAMILIA?
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El Padre Manyanet se percató que su época era un tiempo de cambios sociales; la manera de vivir de la gente, como la que él había vivido durante su infancia, iba transformándose en otro mundo diferente: Nuevas ideas, nuevas costumbres.... 

Y él veía sobre todo como aquellos cambios incidían en la vida de las familias. Estos pensamientos lo impulsaron a trabajar en favor de la familia a través de la educación de los niños y de los jóvenes, por medio de la tarea escolar. 

Tenía un objetivo muy claro: había que dar una sólida formación humana, cultural y cristiana a los niños y a los jóvenes, para que, cuando ellos fuesen adultos, tuviesen la preparación adecuada para ser buenos ciudadanos y, sobre todo, que hubiesen alcanzado una madurez humana y cristiana que los capacitase para asumir la responsabilidad de formar su propia familia. De aquí viene su insistencia para que en sus escuelas, se vele tanto en la instrucción cultural y pedagógica, como en “la educación del corazón”, es decir, en la formación de los aspectos más personales de los alumnos. 

Y también por ello, su insistencia en que en sus escuelas haya siempre un ambiente de familia, es decir, de buen trato personal,de amistad, de colaboración, de responsabilidad. Decimos que el Padre Manyanet es “apóstol de la familia”, porque se sintió llamado por Jesús a dedicar su vida y sus energías como religioso y como sacerdote, en favor de las familias de su tiempo. Para dar continuidad a su obra, fundó los Hijos y las Hijas de la Sagrada Familia. 

Nuestro mundo de hoy ha cambiado mucho, respecto a la época que vivió el Padre Manyanet. Pero todos nos percatamos de la necesidad de que hay de continuar preparando los niños y a los jóvenes para que puedan alcanzar un futuro lo más digno posible, no solamente en el campo de la preparación profesional, sino sobre todo como personas. Que se hagan conscientes de la belleza que supone formar una familia. Y de que alcancen la madurez humana y cristiana necesarias para asumir las responsabilidades propias de la vida familiar. Por ello Dios continúa llamando a jóvenes a dedicar su vida, sus cualidades, en favor de las familias y en la educación de las nuevas generaciones. 

¿Podría llamarte quizá también a ti, a ser “hijo, testigo y apóstol de la Familia de Nazaret”, como en su momento ha llamado a esta misión a otros religiosos Hijos de la Sagrada Familia?.